Meditaciones crudas parte I

4E7Alea jacta est

Que terrible es tener los ánimos revueltos para la prosa pero un cerebro soso para dibujarla correctamente, que horrible es pretender desde la infinita ignorancia pintar un cuadro de nubes, que estridente ha sido la bofetada propinada que ha despertado necesidades y ha confirmado necedades. Ni yo mismo entiendo lo que escribo, y es mejor así, nadie coerciona a nadie a ser un libro abierto, todos muestran de si lo que les interesa proyectar y hay gente que se pasa de la raya y acelera pasado el punto de partida, yo quiero jugar a ser hoy un libro abierto pero si lo seré que sea a mi manera, quiero explicar todo este anaranjado tumulto de emociones que me invade, quiero darle pies y cabeza a ese leviatán que me nace en el subconsciente y que me lleva arrastrando desde el comienzo de mis días por todo este denso mar de emociones, petroleo y sangre, no es normal que una persona lleve semejante cúmulo de emociones consigo, suenan aún en mi cabeza los gritos de todas las cosas que dije y preferí no decir,aún pesan todas y cada una de las palabras que de mi lengua salieron y sin embargo están ahí, torturándome un golpecito a la vez,colgándose de las tiras de mi corazón deshecho esperando que llegue el momento en que en medio de un denso arrebato de ira atente contra mi mismo y calme de una vez el tsunami. A punta de querer ser feliz en medio de la felicidad se me han ido mis 23 años, en búsqueda de una felicidad que tal vez idealizo y que solo hoy he decidido poner en tela de juicio, todo tiempo pasado es mejor y tal vez yo he delineado lo que me parece bonito en medio de una bruma de inexactitudes, recuerdos dulces y mentiras cómodas, somos linternas mágicas que proyectan al mundo lo que llevamos dentro, eso lo escuché una vez y pocas frases me han estremecido tanto las fundaciones, el recordarla evoca en mi grandes guijarros de mármol reventándose en el suelo, y ahí ataca mi manía de interpretar abstracciones y le pongo nombre y apellido a los guijarros aunque yo sepa en mi modesta falta de ignorancia que ignoro sus nombres y sus apellidos, mi ego, ese maldito ego, no me deja dejar de ponerles un nombre cada vez que se parten contra el suelo, quiero salir y decirles a esas mujeres mis verdades, mis emociones, mis temores, no se puede, no se podrá, es de esperar que una persona sea cerrada cuando lleva un estilo de vida tan particularmente hermético, tal vez no sea normal pero ya me he acostumbrado, a veces quisiera tener algo mejor, ser capaz de sentir el mismo respeto y el mismo amor primigenio que siento hacia una figura y poder proyectarla a su contraparte, poder decir que de ambas formas los quiero a los dos,pero es algo difícil. No se puede decir que al menos nunca lo intenté, he sido y siempre seré el mismo niño con dientes separados, orejas grandes y hambre de conocimiento que solamente busca hacer sentir felices a sus dos protectores, tal vez no he sido el mejor, tal vez mi forma no ha sido la mejor, pero la cosa es apañarse como se pueda, siento que mi vida y mi visión de la vida son como mis ensayos y mis escritos, caóticos, sin estructura, con muchas pausas y con muchas verdades subyacentes, no puedo mentir, no me gusta mentir pero en este mundo tan viciado la verdad debe estar entre lineas para que pueda ser protegida de la vil mentira, quiero ser mejor y creer en Dios pero no puedo, acepto lo que no puedo cambiar, tiendo una mano amiga y trato de escuchar más que hablar, y sin embargo aquí estoy, cada grito es una respuesta y la agresividad habla más de lo que podrían hablar muchas palabras, una posición erecta, una frente en alto y unos ojos llenos de odio se pueden calmar con un agresivo toque al pecho pero el dolor no llega hasta que por la comisura de los labios y los ojos se asoma una profunda decepción aderezada con tristeza, yo quiero ser mejor, y si Dios existe, el sabe que quiero ser mejor…

Y sin embargo el impacto fue inminente cuando las aguas parecían calmarse, una voz de mando que cargaba el peso de tres creaciones me vapuleó en cuanto pudo con sus incisivas palabras, cargadas de verdades e ira, pero las verdades pesan más que cualquier emoción y para eso hay que ser honesto, una bofetada voló, una quijada des-encuadrada y adolorida quedó, y una vergüenza de un hombre adulto y formado que permite que una criatura más pequeña le doblegue, pequeña en estatura, si, “pero grande en autoridad y sabiduría” una voz corría en mi cabeza y me lo recordaba, esas cosas no las pongo en duda, pero si pongo en tela de juicio a mi ser, a mi persona y a lo que soy, a punta de dudas hemos formado el mundo y es a a raíz de ella que tenemos nuestras respuestas, tal dicotomía como la del orden y la del caos. No dudo de mis sentimientos, dudo de mis acciones y de mi proceder, y si seré juzgado de alguna forma que sea como debe ser, a fin de cuentas, alea jacta est.

10 de julio de 2014.

Ab imo pectore.

Despierta, perro, del sueño de la muerte
en el que te sumieron los envidiosos tiranos!
Ahora o nunca, fórjate otro destino
ante el cual se inclinen hasta tus crueles castigadores.
Ahora o nunca demostrad al mundo
de que por estas venas aún corre sangre de desgraciado,
y de que en tu corazón conservas con orgullo
un nombre que triunfa en la lucha, ¡en nombre del humano!

Mirad, gloriosas sombras de tus sacros ancestros
Que a la sangre de tu corazón penetran.
Con brazos armados, con su fuego en tus venas
«¡Eres hombre o guerrero!» gritan todos.
Marchen tus ancestros con la cruz delante, pues el perro es cristiano.
El lema es libertad y mi propósito es sagrado.
¡Antes morir en la lucha, pleno de gloria,
que ser de nuevo esclavo de mi mismo en mi sucio pasado!

14 de marzo de 2011.

Objeto

Cualquier persona con aspiraciones a escritor tiene un crítico horrible que vive en su psiquis.  Esa voz interna para la que nunca eres bueno, esa voz interna para la que siempre eres un cliché, esa voz interna que te detiene y te recuerda que la mediocridad siempre está cerca y que no todo lo que escribas tú por ser tú es algo bueno. Es bueno agarrar a esas voces y acallarlas con un poco de honestidad propia, reventar la tripa escritora, darle gusto y dejar que los dedos dibujen lo que el alma no puede hablar; y es así como empiezo. Dándome la libertad de escribir un cliché por pura curiosidad a lo que mi alma me niega a decir pero que se que está ahí.

Soy un objeto, encarando una lluviosa madrugada, a la luz de un farol viendo como la lluvia y la luz danzaban formando una estela contra el techo de una cabina de vigilancia en un conjunto cerrado. Yo, Daniel Lugo me vi a mi mismo y me vi hecho un objeto. Ser un objeto no tiene nada de malo, ¡bah! Lastimoso es quien no se considera hasta un punto un objeto, es mentirse, es negarse a que para ti y tu entorno tal vez seas un ser, un alma, un hombre que piensa y vive y para otros solo serás el tipo que estaba en la parada de autobús fumando un cigarrillo, o el sujeto que caminaba apresuradamente en la acera del frente. Nadie quiere ser un objeto, todos queremos ser queridos. Nuestros miedos nos privan, nuestro egoísmo nos protege pero jamás debemos descartar que todos somos objetos para algunos, pintados con brochazos de odio, salpicones de indiferencias o pinceladas de melancolía, somos objetos para todos y las cosas deben ser así. Soy un objeto, cuantos besos vacios me dieron, cuantos gritos falsos me profanaron, cuanta entrega se me dio para nada. Soy un objeto, cuantos saludos afectuosos, cuanto abrazos calurosos, cuantas dolorosas despedidas. Soy un objeto, soy un objeto pero aquí estoy. En este huracán de experiencias, ensimismado en mi indiferencia y en paz con mí entorno. Aquí estoy en un escrito confeso, escribiéndole cartas a mi psiquis esperando que no sean recibidas con asco, y aquí estoy. Sumergido y abyecto masturbando mis ideas y masturbando mi ego, esperando reciprocidad donde se que la hay pero no estoy seguro si sea buena. Y aquí estoy, con miedo y decidido; pensando más allá, encarando ideales mayores y ahogándome en males menores, y aquí estoy caminando por esa calle en ese atardecer dominguero, con ese calor punzante y esos pensamientos suicidas. Y aquí estoy en silencio, sumergido en penumbra. Yo, Daniel, el objeto.

Y la penumbra me abraza y la penumbra me cobija, y la penumbra me consuela. Penumbra y silencio; madres cariñosas o tiranas iracundas, perras que confabulan con tu cerebro para hundirte en arenas de miseria o levantarte rampantes ante vientos de dificultad. Penumbra y silencio, madres que acarician mis pensamientos y me guían en el momento indicado por mareas tempestuosas. Madres que en esta noche callan, que no pueden decir nada, que saben que cada palabra tiene un peso y no importa como la vistan, la mona se queda mona. Pero ahí voy, disfrutando en silencio, cargando cruces de pasados que debieron y que no fueron, de oportunidades perdidas, de minutos desperdiciados, de abrazos mal habidos y de besos que nunca fueron, de impulsos de una noche y de errores de por vida, de pensamientos suicidas y de planes de vida, de gritos silenciosos y silencios ensordecedores, de prosas robadas y fugaces y sepultos pensamientos. Y aquí estoy, el cliché. Y aquí estoy, el objeto. Soy un objeto; un monologo no tiene por qué tener sentido si un monologo es personal y  entonces, llegué a esta reflexión, en mis soledades, porque soy un hombre que va en soledades.

Y aquí estoy, el objeto.

17 de octubre de 2013.

Germen de anarquía o lo que pasa por la mente del romántico inconforme.

Has tomado mi mente por asalto y contra mi voluntad. Has violado mis pensamientos con tu propaganda pestilente y me has vendido curas falsas para las enfermedades que tu creaste. Tus palabras y fotografías me gritan ordenes como carceleros furiosos. Cuando me tapo los oídos, tus voces hacen eco en mi cabeza. Te odio. Cuando veo tus pancartas, tus programas de televisión, tus conciertos y tus fabricas trabajando para satisfacer tu retorcido libido megalómano, quiero asesinarte. Quiero causar incendios, plantar bombas, descarrilar trenes. Quiero aplastar tus edificios y rasgar tu cuerpo hasta que la piel de mis manos quede en los huesos. Estoy lleno de una ira que quema mis ojos.

No me quiero sentir así. Tú me has hecho esto, estos sentimientos son el fruto de tu multi-millonaria maquinaria mediática. Y no estoy solo, hay otros como yo allá afuera, cada suicida, cada demente, cada hombre o mujer que toma un arma y solo empieza a disparar. Ellos son tus hijos ilegítimos, esos que siempre omites en tus discursos… Ellos no saben del todo que es lo que están haciendo, todo lo que ellos saben es que odian con un odio ciego a esas paredes invisibles que has creado alrededor de ellos, odio por ese camino enfermo al que nos has obligado a caminar, por ese paso forzado al que nos obligas a avanzar con la punta del sable. Y el inocente paga con sangre por tu negligencia y por eso tus mentiras gotean tibias gotas de grueso carmesí y por eso tu nombre será siempre sinónimo de putrefacción.

Recuerda esto, mi mente es grande. Mientras más presión le hagas y mas trates de empequeñecerla, más fuerte será la presión, mayor la presión, mayor la posibilidad de una explosión. Hubo una vez en la que yo sentí amor, pero ahora. Solo siento odio, ira, y miedo de lo que tal vez sea capaz de hacer. Y puedes decirme “ALÉGRATE”, pero yo sé que lo que realmente quieres decir es “CONFÓRMATE”.

Créeme, no hay una cosa que quiera más que ser feliz. Pero te estas atravesando en mi camino…

27 de mayo de 2011